Llegamos al final de la serie sobre el Espíritu Santo. Hemos aprendido sobre la presencia, el poder y los dones del Espíritu Santo… y llegó la hora de hablar de la llenura del Espíritu, porque así como tener salud y estar lleno de salud no es lo mismo, tener al Espíritu y estar lleno del Espíritu tampoco lo es.
Según la Biblia, muchos cristianos tienen el Espíritu de Dios en ellos, pero lo tienen tan debilitado y tan “olvidado” que no lo han hecho prácticamente inútil. Por lo tanto, es posible tener el Espíritu de Dios pero no ser llenado por él.
¿Y qué es ser lleno del Espíritu? Bueno, veamos un texto de la Biblia para ver si encontramos una respuesta.
En Efesios 5:18 dice: “No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución, antes bien sed llenos del Espíritu”.
El apóstol Pablo nos está dando un ejemplo para que aprendamos una lección: Ser llenos del Espíritu es como emborracharse, pero no está hablando de entrar en trance o perder el control, como muchos “cristianos” han tratado de hacernos creer a partir de este pasaje (para justificar su desordenada y espectacular conducta), sino que está diciéndonos esto: “Aprendan la lección del alcohol”.
¿POR QUÉ TOMAN QUIENES TOMAN?
Si sos de los que toman alcohol… ¿por qué lo hacés? Algunos pueden decir que es por el sabor, y de hecho muchas personas dicen que toman porque les gusta el sabor, pero la verdad es que el gusto por el alcohol es un gusto adquirido. Las primeras cervezas no saben bien, los primeros shots de tequila, tampoco y, personalmente, ni siquiera al vino le encontré buen sabor.
Es más, si la gente bebiera alcohol sólo por su sabor, también podríamos llegar a disfrutar de una copa de orina todos los días ¿cierto? Es decir, después de un tiempo, encontraríamos el gusto de una botella de orina bien fría o un shot de “agua de riñón”. De eso se trata el gusto adquirido.
Entonces ¿por qué nadie pide orina en los bares o restaurantes? Por que la orina no tiene el poder que el alcohol tiene y que es la verdadera razón por la que lo ingerimos. Lo que nos lleva al siguiente subtítulo:
EL PODER DEL ALCOHOL
El alcohol tiene poder, pero ese poder no funciona en el alcohol sino que se hace real en quien lo ingiere. Y aunque seguramente hay muchas formas en las que este poder puede transformarnos, veremos sólo cinco ejemplos para entender cómo el Espíritu Santo puede lograr en nosotros lo mismo que el alcohol, sólo que, a diferencia de la intoxicación etílica, la “intoxicación Espiritual” no busca nuestra destrucción sino nuestra edificación:
1 • VALOR
Así como el alcohol vuelve “valientes” a los hombres y les da la capacidad de atreverse a hacer cosas que son incapaces de llevar a cabo mientras están sobrios, el Espíritu Santo nos da el mismo poder. ¿Hay algo que te gustaría hacer para Dios pero te da miedo? Entonces necesitás el valor del Espíritu.
2 • ALEGRÍA
Hay personas que no saben divertirse si no están intoxicados y son capaces de olvidar cualquier problema y pasar un buen rato, siempre y cuando el alcohol les dé la capacidad.
El Espíritu de Dios es capaz de hacer lo mismo. ¿Necesitás alegría? ¿Qué tal un traguito del Ruaj de Dios?
3 • PAZ
Hay gente que, de alguna forma, encuentra la paz en el alcohol. Quizá no olvide los problemas, pero el alcohol tiene un efecto adormecedor que le baja volumen al “mundo real”.
Pues bien, el Espíritu puede hacer lo mismo. En medio de los problemas, en medio de la tristeza, en medio de tanto dolor, el Espíritu es capaz de bajarle volumen a todo eso y darte paz. ¿Necesitás paz?
4 • DESHINIBICIÓN
¿Has visto esos videos en que las mujeres se levantan las blusas frente a las cámaras, sin ninguna vergüenza? ¿Podrías decir que alguna de ellas está sobria? ¿Verdad que no? Quizá no están intoxicadas al punto de caerse, pero el alcohol ciertamente ya borró varias “fronteras”.
El Pneuma de Dios hace exactamente eso y es por eso que las personas pueden vencer la vergüenza y hacer cosas que “sobrios” nunca se habrían atrevido: Cantar, aplaudir, abrazar, leer, hablar de su vida, etc.
5 • RESISTENCIA AL DOLOR
Este poder es bastante extraño, pero es verdadero. ¿Has visto a un borracho sangrando profusamente, pero sin quejarse de dolor? Los ejemplos de esta forma de la influencia del alcohol son muchos y todos tenemos historias de esto. Lo mismo hace el Espíritu de Dios. Es decir ¿de qué otra forma podrían las personas soportar las penurias que una vida recta supone a menudo?
¿De qué otra forma podría un cristiano real, que trabaja de policía, soportar la tentación del soborno, cuando tiene a su hijo enfermo en la casa?
Ahí lo tenés. ¿Verdad que el apóstol tenía mucha razón en usar ese ejemplo para enseñarnos sobre lo que hace la influencia del Espíritu en nuestra vida?
CÓMO EMBORRACHARSE
Ahora ¿cómo hacemos para ser llenos? Simple: Igual que como se hace con el alcohol: Beber hasta intoxicarse. Y es que la palabra que se traduce por “llenos” en Efesios 5:18 es la palabra griega Pieróo y significa, literalmente, atiborrar. Es beber hasta atragantarse.
Así es, la borrachera es un proceso y aunque hay quienes tienen mayor resistencia que otros, si se sigue bebiendo, la borrachera total llegará.
Y para ser “llenos” del Espíritu Santo, el proceso es el mismo y la forma de mantener esta influencia (como hacen algunos con la “Guadalupe – Reyes”) es la misma que con el alcohol: Constancia y en Romanos 6:19 la Biblia dice que “así como antes nos ofrecimos voluntariamente para pecar, ahora nos presentemos voluntariamente para hacer lo correcto”.
Todos tenemos la capacidad de crearnos hábitos y adicciones, y lo que la Biblia nos está diciendo es lo siguiente: “Así como pueden hacerse dependientes del alcohol, pueden hacerse dependientes del Espíritu Santo”. Simplemente debemos 1) Desarrollar el gusto, 2) Beber hasta atiborrarnos, y 3) Mantener ese “estado”. Así pues, con el tiempo, seremos transformados de alcohólicos a Espirituólicos.
¿Y cómo comenzás a crear este hábito? Sencillo: Leyendo la biblia, orando, meditando en lo que el Señor enseña y ordena, sirviendo a otras personas y compartiendo con otros Espirituólicos.
¿Difícil? ¡Seguro! ¿Aburrido? ¡De acuerdo! Pero no olvidés que el gusto… se puede adquirir sólo de una forma: Continuando la práctica.
Y entonces, sólo entonces, la verdadera influencia del Espiritu y la verdadera llenura de ese viento se verá en tu vida, así como se ve el viento llenando las velas de los barcos y dirigiéndolos a donde el viento desea.
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