En este capítulo, los israelitas tenían que creer que Dios partiría el río para que ellos pasaran en seco.
Además, por si fuera poco, el Jordán estaba desbordado porque era el tiempo de la siega, así que había más agua de la normal, por lo que "creer" que Dios partiría el río era, digamos, más difícil, porque había más agua.
Muchas veces nos pasa que cuando queremos y decidimos que vamos a obedecer a Dios, es cuando todas las cosas se nos vienen encima y pareciera que simplemente no es el tiempo adecuado para creerle y obedecerle.
Sin embargo, queremos dejarte un pensamiento importante: ¿Y si ese "desbordamiento" es parte del plan? ¿Y si ese montón de "agua" extra es parte del plan?
Mientras más duras sean las pruebas, más grandes serán las victorias.
¿Y si Dios no quería demostrarte su provisión y cuidado y fidelidad partiendo un riachuelo de problemas sino abriendo un océano de dificultades y fue por eso que dejó que los problemas se vinieran sobre vos como una inundación?
Humanamente hablando, el peor momento para creerle a Dios era el momento de la siega porque el Jordán era mayor de lo que normalmente era.
Cristianamente hablando, el mejor momento para creerle a Dios era ese mismo momento porque la inundación... es parte del plan.
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