miércoles, 2 de marzo de 2011

PNEUMA • El Poder del Espíritu



Antes de hablar del poder del Espíritu Santo, debíamos hablar de su presencia porque sin su presencia simplemente no tenemos su poder. Es decir, el Espíritu de Dios no “envía” su poder, sino que, por así decirlo, se “envía” a él mismo y su poder… simplemente viene “incluido”.
            Y ahora que ya hablamos de la Presencia, es hora hablar del poder del Espíritu Santo.

LA MIOPIA
Cuando hablamos de “poder”, la gran mayoría (no todos, pero casi) de los cristianos piensan en una de dos demostraciones de ese poder: 1) Hablar en lenguas, y 2) Sanidades.
Sin embargo, en la Biblia encontramos varias formas en las que el poder del Espíritu de Dios se manifestaba y, a decir verdad, no parecen tan “espirituales” como esperaríamos en esta era de cruzadas, milagros y esperanza.
Veamos: En Génesis 41 vemos que José fue capaz de gobernar Egipto gracias al poder del Espíritu. En Números 27 vemos que Josué tenía el poder para ser el sucesor de Moisés y conquistar la tierra prometida gracias al Espíritu. En Éxodo 31 vemos que el Espíritu le dio a dos hombres el poder para hacer obras de arte (genios artísticos). En Jueces 14 vemos al Espíritu dándole poder a Sansón para matar a un león con sus propias manos. En 1 Samuel 10 vemos cómo Saúl tendría el poder de ser un hombre distinto gracias al Espíritu. En Lucas 1 vemos cómo el poder del Espíritu embaraza a María. Y en Hechos 1 vemos cómo los discípulos reciben la promesa del poder del Espiritu Santo, promesa que se cumple unos días después en el Día de Pentecostés.
            Ahí lo tenés. De poder militar a poder político. De poder físico a poder artístico. De poder transformador a poder sanador. ¿Te das cuenta? El poder del Espíritu Santo se muestra de muchas más formas de las dos en que los humanos hemos tratado de encajonarlo por décadas.
            No es que el Espíritu no opere de esas dos formas, sino que no opera únicamente de esas dos formas. Y al igual que con la miopía física, la miopía espiritual también tiene arreglo: Anteojos… que nos muestran las cosas como en realidad son.

LOS ANTEOJOS
En Hechos 1:8 dice: “Pero recibiréis poder cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo y me seréis testigos…” Pues bien, la palabra que en la Biblia se traduce como “poder” es la palabra griega “Dunamis” que significa: Poder explosivo (de aquí viene nuestra palabra “Dinamita”).
            Esto quiere decir que el poder de Dios es explosivo y ese poder está disponible para todos los cristianos hoy en día y (sin ánimo de ofender) este poder ha sido dado a nosotros para mucho más que tirar a las personas al suelo. En cambio, este poder ha sido dado a los cristianos para ser testigos de Jesucristo.
            Todo poder tiene un propósito y el poder del Espíritu no es distinto.
            Sin embargo, el problema es que no entendemos qué es eso de “ser testigos”, así que quizá un sencillo ejemplo pueda ayudarnos: Juan quiere comprar un Volkswagen y habla con dos personas: Pedro y Jorge. Ambos le hablan maravillas sobre el Volkswagen pero hay una diferencia entre las dos personas: Pedro nunca ha usado un Volkswagen pero es vendedor en la concesionaria VW. En cambio Jorge no es vendedor de autos pero tiene un VW y sabe que puede confiar en él.
            ¿Ves la diferencia? Un vendedor es alguien que sabe toda la información y habla bien del producto, pero sólo lo hace para obtener ganancia propia (comisión de ventas o, en el mundo eclesiástico, la salvación, el respeto, etc.). En cambio un testigo es alguien que sabe la información porque vive la experiencia del producto y no obtiene ningún beneficio por recomendar el producto, simplemente puede dar fe  de que ese producto funciona, es confiable y es la mejor opción.
            Dios no tiene un departamento de ventas. Dios tiene una fuerza de testigos.

EL PODER
¿Qué te parece si vemos algunas de esas manifestaciones del poder de Dios en las que normalmente no pensamos cuando estamos pensando en “el poder” del Espíritu?

1 • PODER PARA COMPARTIR A CRISTO
En 1 Corintios 2:4-5, el apóstol Pablo nos dice que él no usaba de la astucia de las palabras sino que respaldaba su predicación con el poder de Dios.
            Ahora traduzcámoslo a nuestro español: Hablar es fácil. Vivirlo es difícil.
Y aunque es obvio que Pablo también estaba hablando del poder de hacer milagros (que él obviamente tenía), también es cierto que, hoy en día, no hay nada más poderoso que un predicador que vive lo que predica. ¿Cierto?
Vivir eso en lo que creés te hace ser un testigo.

2 • PODER CUANDO SOS DÉBIL
En 2 Corintios 12:9-10 dice que el poder del Señor se perfecciona en la debilidad así que ¿en qué sos débil?
Si buscás al Señor y lo hacés de corazón, el poder explosivo de Dios se mostrará, tarde o temprano, derrumbando ese muro que te atrapa en tu mayor debilidad y le dará la gloria a Dios.
Y lo que antes te mantuvo cautivo ahora te abrirá una oportunidad para dar fe sobre la fidelidad de Dios.
Cuando el poder se muestré en tu debilidad, serás un testigo.

3 • PODER PARA TENER ESPERANZA
La esperanza no sirve de nada si no se pone a trabajar, si no se deposita en algo o en alguien. Y es ese mismo principio de utilidad, lo que ha hecho que este mundo parezca no tener esperanza. ¿Por qué? Porque hemos depositado nuestra esperanza en todo menos en Dios. La ponemos en un novio, en una novia, en un político, en un maestro, en un pastor, en un sacerdote, en una mascota, en un hijo, etc.
Sin embargo, en Romanos 15:13 vemos que al depositar nuestra esperanza en Dios, nuestra esperanza dará testimonio de ese Dios.
Tener esperanza en Dios en un mundo sin esperanza en Dios es ser testigos del Dios de esperanza.

4 • PODER PARA SER LLENOS DE DIOS
En Efesios 3:16-19 se usa un ejemplo de la vida diaria para enseñarnos qué significa ser “llenos del Espíritu”: Los borrachos.
Y contrario a lo que muchos han dicho, el apóstol no está enseñando ahí que tenemos que comportarnos como borrachos, pero estando “embriagados” por el Espíritu. Al contrario, lo que nos está diciendo es que, cuando el borracho está borracho, está gobernado por el poder del alcohol y es eso lo que Pablo nos quiere enseñar: Vivir llenos del Espíritu Santo es vivir gobernados por el poder de ese Espíritu todos los días, en todo momento. No sólo en los domingos y no sólo durante el tiempo de alabanza.
Y cuando alguien vive gobernado de esa forma se convierte en testigo de Dios.

5 • PODER PARA VER MÁS ALLÁ DE TU NARIZ
Cuando Jesús veía multitudes de personas, no veía lo que muchos líderes ven (súbditos, votos, dinero fácil, reconocimiento, etc.) sino que veía a un rebaño de ovejas sin pastor. Cristo veía más allá de su propia necesidad o su propia nariz.
Eso es lo que nos enseña Mateo 9:36.
Y el Espíritu nos da el poder de hacer lo mismo. Nos da la extraña capacidad de ver más allá de nuestra propia vida y entender (y no sólo de palabra) que no somos el centro del universo sino que todo se trata de los demás.
Esto fue lo que aprendió José cuando llegó al trono de Egipto y fue por esta verdad que pudo perdonar a sus hermanos, ya que comprendió que Dios lo había encumbrado a él porque esa era la única forma de salvar a sus hermanos.
Y cuando un cristiano aprende a ver más allá de su nariz… ese cristiano es todo un testigo de Dios.

CONCLUSION
Dios tiene un plan para tu vida. Esto es cierto. Pero para cumplir su plan es necesario su poder. No podés hacerlo con tus propias fuerzas. Nunca has podido y nunca podrás.
Y el poder del Espíritu Santo es un poder tan explosivo que no nos es dado para jugar con él o para tenerlo ahí sin propósito sino para cumplir con un plan, y si el plan que Dios tiene para tu vida no incluye el don de lenguas o el don de sanidad… pues el Espíritu no te dará el poder de hablar en lenguas ni el de sanar enfermos.
Así de simple. Así de poderoso. 

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