domingo, 30 de agosto de 2009

ENCHÚLAME LA IGLESIA (PIMP MY CHURCH)

¿Qué pasaría si le quitáramos a la Iglesia de Jesús todo el óxido humano? ¿Qué pasaría si lleváramos a la Iglesia a un taller de enderezado y pintura llamado "Biblia S.D."? ¿Qué quedaría? ¿Cómo se vería esa Iglesia al salir de ahí? ¿Qué pasaría si fuéramos a Dios con la Iglesia en las manos y le dijéramos: Dios, enchúlanos la Iglesia? La verdad es que Dios lo haría. Dios nos llevaría a la Biblia y no sólo quitaría el óxido; también enderezaría algunos golpes y arreglaría la pintura. ¡La Iglesia quedaría enchulada!
En el capítulo el libro de Hechos, capítulo 6, versículos del 1 al 7 (leer rapidito aquí), encontramos un pasaje que se tituló: Elección de siete diáconos, sin embargo, no es sólo eso lo que nos interesa hoy. ¿Ya lo leíste? Si no lo hiciste, pilas que no te quita mucho tiempo, no seás miedoso. Leelo.
Ahora sí, comencemos a ver algunos golpes que Dios le quitaría a la Iglesia.

I • LAS MEGAIGLESIAS SON UN INVENTO NUEVO
Esto es tan falso como aquello de que un clavo saca a otro clavo. Cuando Pedro predicó por primera vez, la iglesia, en un solo día, paso de tener 120 miembros a 3,000. ¡Tres mil! ¿Se imaginan eso? Y luego dice que el número de discípulos se multiplicaba. Y cuando llegamos a este pasaje en el capítulo 6, la cosa sigue así, creciendo como locos. Algunos estudiosos calculan que para cuando la lectura llega al sexto capítulo, la iglesia en Jerusalén contaba con más de 20mil miembros. 
Ahora, al multiplicarse los miembros, se multiplican las responsabilidades, las necesidades y los problemas. Esto fue lo que pasó. Como todos tenían todo en común, se comenzó a descuidar a las viudas que no eran judías. Sí, la iglesia también se equivoca... ¿Quién ha dicho lo contrario? 
La realidad es que a más miembros, más problemas y quedan dos opciones: A) Dejar de crecer y eventualmente decrecer, y B) Crecer en madurez de miembros, mientras se crece numéricamente. La iglesia en Jerusalén, obvio, escogió la opción B.
Entonces, denunciado el problema, se procedió a buscar una solución pero los apóstoles no podían (ni debían) encargarse de la distribución de los víveres, etc., así que buscaron a varios hombres "entregados a Dios" para que ejercieran el importantísimo trabajo de repartir comida. ¿Repartir comida? ¿Eso es tan importante? Este es otro rayón que se le quitaría a la Iglesia:

II • A DIOS SOLO LE IMPORTA LO "IMPORTANTE"
Si lo pensamos bien, nada de nuestras vidas alcanzaría la categoría de "importante" a los ojos del Dios que creó el universo, así que, si todo es igual de "no importante", podemos decir que todo es igualmente importante. La predicación de la Palabra y el repartimiento de los alimentos, en la iglesia de Jerusalén era igualmente importante. Entonces, preguntarás, ¿por qué no podían hacer eso los apóstoles? ¿Eso no es dárselas de importante? ¡No! Lo que pasa es que, aunque toda las tareas son importantes, cada quien está llamado a hacer algo en especial. ¿O acaso vemos con recelo el hecho de que, en el cuerpo humano, el corazón no quiera hacer el trabajo del cerebro y viceversa?
Ahora, Dios no quiere que unos cuantos hagan todo el trabajo. Este es lo tercero que Dios le arreglaría hoy a la Iglesia:

III • EL TRABAJO REAL ES COSA DE LOS PASTORES
Vámonos a Éxodo 18:13-27. Jetro, el suegro de Moisés, había llegado de visita y al ver lo que Moisés hacía todos los días, todo el día, se preocupó. La situación era esta: Moisés atendía a todo el pueblo que había salido con él de Egipto (más de 2 millones de personas) y les resolvía sus problemas. Todos venían a él para resolver problemas, desde los "importantes" hasta los del tipo "no fregués, eso no es un verdadero problema, andate de aquí".
Y es que "consumirse" en el ministerio ha sido bien visto por las iglesias a través de los años. Ha parecido algo piadoso, pero en realidad es algo injusto, es erróneo y es peligroso. ¿Por qué? Bueno, por la razón tan simple que Jetró dibujó en el pasaje: Si seguís así, vas a desfallecer vos y junto con vos, se irá todo el pueblo. 
Dicho esto, le da un organigrama que es impresionante. Gracias a esto, el pastor de una iglesia de 20mil personas podría atender a toda la congregación a través de atender a 20 líderes de millar (diagrama).
Pensalo bien, si en tu cuerpo sólo funcionara a cabalidad el cerebro, pero no el resto del cuerpo, serías un vegetal. Vivo, pero apenas. Asimismo, el trabajo de la iglesia no es sólo del pastor o de los maestros, sino de toda la iglesia; de todo el cuerpo.
Pero así como Dios no quiere que el trabajo lo hagan sólo unos cuantos, tampoco quiere que el trabajo sea hecho por cualquiera:

IV • GENTE VIRTUOSA
En ambos pasajes se dice que escogieron gente virtuosa, entregada a Dios, gente llena del Espíritu Santo, gente no avariciosa, etc., para ejercer el liderazgo de la congregación que se le había confiado. Así que, Dios dice, la intención no es lo que cuenta (porque nunca cuenta) sino que la verdadera entrega. Así que en ninguno de los dos ejemplos se otorgó posición de liderazgo por lástima, por compromiso, por mayoría de votos o por antigüedad en la iglesia (como suele suceder) sino por su madurez espiritual. Punto.
¿Y que pasa si no hay más gente con madurez en la iglesia, ademas de los pastores? Bueno, así como la musculatura no se desarrolla por accidente, el crecimiento espiritual tampoco y los pastores deben luchar por hacer que ésto pase. Debe haber esfuerzo. Compromiso. Se debe discipular con la meta de preparar nuevos líderes. Se debe decir la verdad y no consentir pecados, por pequeños que sean, sino luchar juntos para vencer.
Sólo así se puede crecer en número y en madurez. En cantidad y calidad.

CONCLUSIÓN
Si le quitáramos el óxido humano a la iglesia, pasaría lo que dice en el verso 7 del pasaje de Hechos: Crecería la Palabra de Dios. Notemos que en primer lugar dice que crecía la Palabra de Dios y luego nos dice que el número de los discípulos volvió a crecer y que incluso habían creído varios sacerdotes.
El secreto en todo crecimiento espiritual, el misterio en esos matrimonios cristianos que parecen desafiar todas las estadísticas, el misterio en esos jóvenes que no dejan que un poco de placer les arruine la salud, el misterio en esas personas que manejan bien su dinero para honrar a Dios, el misterio de esos corazones que pueden tener paz aún en medio de la tragedia, el misterio, es el que se revela en Colosenses 1:27: "Cristo en vosotros."
Cristo es la Palabra de Dios, es la revelación de Dios, la manifestación de Dios. Por lo tanto, cuando dejamos que Dios "enchule" la iglesia, Cristo crece en nosotros y esto hace que la misma iglesia crezca y que Jesús gane más y más terreno en este campo de batalla.
Jesús no murió y resucitó sólo para que nosotros pudiéramos reunirnos todos los domingos a cantar y ser "cristianos" sólo ese día, en ese lugar. Jesús no murió para que su iglesia fuera un grupo de gente criticona que odia todo lo que no parezca "santo". Jesús no resucitó para que su iglesia se gastara la vida peleándose entre sí. ¡No!
¡Jesús murió y resucitó para darle a su iglesia el poder de cambiar el mundo, para que su iglesia pudiera cambiar país por país, ciudad por ciudad, barrio por barrio, familia por familia, vida por vida! ¡Nosotros somos su plan maestro para cambiar el mundo y no tiene un plan B! ¿Te apuntás?

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